En los humanos hay biología (macho-hembra) y
también cultura ( masculinidad-feminidad, hombre-mujer). También hay un sentido
de identidad psicológica ( individualidad). Me gusta la visión del ser humano
como un espacio de encuentro, un espacio de convivencia entre las diferentes
dimensiones de la vida, donde cada una de las partes tiene cierta
correspondencia con las otras al tiempo que cierto grado de autonomía, donde la
coordinación del conjunto tiene más peso que los elementos particulares.
Sin embargo, en la historia occidental del
conocimiento hay una gran anhelo por tratar de demostrar que una determinada
parte es clave, esto es, que las otras partes y el conjunto son reducibles a
ella, que en el fondo comparten su misma
naturaleza y funcionamiento, que son un mero eco, que no aportan nada de
cosecha propia. También hay una carrera por determinar cuál o cuáles son las
partes importantes, las partes determinantes en la vida.
Si vamos al plano biológico allí nos
encontramos que en los machos hay una mayor concentración de testosterona y de
receptores cerebrales para esta hormona. La testosterona es el material químico
que causa mayor diferencia entre macho y hembra. La testosterona es una hormona
sexual determinante en la formación del pene y el escroto, en el crecimiento de
los cabellos del cuerpo y la barba, en el hecho que la musculatura y los huesos
se desarrollen más fuertes que en la mayoría de las hembras. También se sabe
que en el seno materno el aporte de testosterona genera células nuevas y vías
nerviosas diferentes entre hombres y mujeres.
La testosterona está asociada con el deseo sexual, la
agresividad, la velocidad de reacción, la resistencia física y modos de
comportamiento dinámico. ¿ Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Para
algunos autores la conclusión es que testosterona equivale a que detrás de un
hombre hay un macho que tiende al dominio, la competencia y la atracción por
hembras más jóvenes a engendrar y proteger.
¿Este tipo de conclusiones tienen sentido? Lo
tienen si uno reduce el ser humano a biología. No creo que pueda negarse la
influencia de la biología en el comportamiento, pero debe reconocerse que en
muchas ocasiones el alcance de esa
influencia no está nada claro, especialmente cuando el tema en cuestión no hace
referencia a cuestiones patológicas; y todo esto con el añadido que esta
influencia no es la única inquilina de la casa, sino que coexiste con
influencias procedentes de otros ámbitos. En muchas ocasiones al final la
cuestión siguen siendo ¿ cómo se
manifiestan y hasta dónde se extienden los dominios de la biología, la cultura,
la psicología, la espiritualidad, la economía, la/el …?
A algunos filósofos de la ciencia les gusta
decir que “ todo es química, pero la química no lo es todo”. Para ello les
gusta recordar casos como la conexión entre química, emociones y sentimientos.
Les gusta recordar que mientras que las emociones pueden describirse por la
secreción de hormonas y neurotransmisores así solo se consigue a lo sumo cercar
los sentimientos (representaciones mentales de la emoción), que a mayor
complejidad de los sentimientos menos pueden describirse con la ayuda de la
química. También les gusta el ejemplo del interruptor y la luz, queriendo decir
que siempre hay bioquímica, pero que en ocasiones resulta difícil discernir si
la bioquímica es causa o efecto y causa
o efecto de qué.
Si nos detenemos en las diferencias a nivel
cerebral, entre los investigadores especializados en neurociencias hay un
cierto consenso a la hora de considerar que
el cerebro izquierdo ( analítico, racional, verbal y temporal) está más desarrollado en las mujeres,
mientras que el cerebro derecho ( sintético, emocional, no verbal y espacial)
está más desarrollado en los hombres. Asimismo, en las mujeres hay mejor
conexión entre los dos hemisferios cerebrales. También hay estimaciones según las cuáles aproximadamente
un veinte por ciento de hombres podríamos tener un cerebro tipo femenino y un
diez por ciento de mujeres tendrían un
cerebro de tipo masculino.
En relación a los órganos de los sentidos,
globalmente la mujer es más sensible, con un oído más perceptivo y la capacidad
de escuchar con los dos hemisferios; con más receptores cutáneos para el
contacto; un olfato más fino, una fineza que en ciertos periodos menstruales
puede agudizarse aún más; un órgano vomero-nasal ( percibe feromonas, las cuales se traducen en
emociones) más desarrollado; en el caso de la vista, en el hombre está más
erotizada, mientras que la mujer dispone de mejor memoria visual.
Hay que tener en cuenta que se trata de estadísticas, de
promedios, que no hay una causalidad determinante, que hay que considerar el
papel de la plasticidad cerebral, que estas diferencias incluyen el resultado de
una historia milenaria de asunción de roles y especialización de tareas, que en
los humano hay fisiología pero también carácter.
Si tenemos en cuenta todo esto me parece que sobre las diferencias cerebrales
entre hombres y mujeres lo mejor es sacar orientaciones de andar por casa, una mirada simple y práctica, evitando
teorizaciones que terminen por convertirse en semillas de confusión o
justificaciones en defensa de un modelo normativo, de un modelo de lo que
debería ser o de un modelo de lo que es mejor ( para mi y para ti, cariño).
¿ Qué
quiero decir con orientaciones de andar por casa, simples y prácticas? Por
ejemplo, entender que puede ser que uno hable muy alto o que el otro sea más
sensible al volumen; que hay preferencia por expresarse, compartir y ser
escuchado sin más y preferencia por buscar soluciones, que ambas dimensiones
merecen ser respetadas; que uno puede
comunicar poco y de aquella manera y que esto no es neutro, tiene efectos; que
uno puede pretender que el otro tenga la capacidad de adivinar mi sentir y
captar peticiones no formuladas directamente
Que el silencio no siempre es evasión; que el
silencio puede utilizarse para ignorar a la otra persona, para apartarla, para herir;
que no siempre hay mayor comunicación mediante la palabra que mediante el
silencio; tener en cuanta que en la
expresión emocional hay diferentes grados de facilidad y rapidez, ritmos
diferentes de expresión emocional; que la cantidad de expresión emocional no
debe confundirse con la calidad, que cantidad no implica necesariamente
conexión con la emocionalidad más profunda y dolorosa; que erotizar sentidos
dormidos y descubrir los sentidos más erotizados en el otro puede ser muy
satisfactorio para la intimidad de la pareja y en otros ámbitos. Se trata de detalles
para limar asperezas, facilitar y enriquecer convivencia y relaciones.
Hay estudios que hablan sobre las
consecuencias en los hombres de una menor conexión entre los dos hemisferios
cerebrales. Las consecuencias van en la dirección de señalar mayor dificultad a
la hora de fijar patrones cognitivos y afectivos que permitan manejar
situaciones de complejidad, situaciones que escapan a visiones simples y
unidireccionales. Si juntamos esto con los efectos de la testosterona (
agresividad, comportamiento dinámico) podemos crear un bonito puzzle que
permita explicar la mayor tendencia de los hombres a caer en situaciones
extremas como el alcoholismo y la drogadicción.
¿
Hasta dónde soplan los vientos de la biología? ¿Puede hablarse de un
determinismo biológico que justifique una predisposición de los hombres a
comportamientos extremos? ¿ Hay manera de probar un determinismo de tal índole?
¿ Hay manera de medir como una predisposición de estas características podría-puede-es
estimulada o modulada por factores como cultura, educación, sistema
socioeconómico y un largo etcétera? ¿ Y al revés, puede, por ejemplo, la
educación esculpir las formas que quiera a partir de la biología? ¿ Qué, quién y con qué intención se responde a
preguntas de este estilo?
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